CONFESIÓN BAUTISTA DE FE
STBR tiene como confesión de fe, La Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689 (CFBL 1689) y La Confesión de Fe de New Hampshire de 1833 como resumen de las doctrinas principales de la CFBL 1689.
1. Las Escrituras
Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que es tesoro perfecto de instrucción celestial; que tiene a Dios por autor, por objeto la salvación, y por contenido la verdad sin mezcla alguna de error, que revela los principios según los cuales Dios nos juzgará; siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la consumación de los siglos, centro verdadero de la unión cristiana, y norma suprema a la cual debe sujetarse todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones humanas.
2 Tim. 3: 16, 17; 2 Ped. 1:21; 2 Sam. 23:2; Hech. 1:16. Prov. 30:5, 6; Juan 17:17; Rom. 3:4; Apoc. 22:18, 19. Rom. 2: 12. 1 Cor. 4:3, 4; Luc. 10:10-16; 12:47, 48.
2. El Dios Verdadero
Creemos que hay un solo Dios viviente y verdadero, infinito, Espíritu inteligente, cuyo nombre es Jehová, Hacedor y Arbitro Supremo del cielo y de la tierra, indeciblemente glorioso en santidad; merecedor de toda la honra confianza y amor posibles; que en la unidad de la divinidad existen tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo iguales estos en perfección divina desempeñan oficios distintos que armonizan en la grande obra de la redención.
Juan 4:24. Dios es Espíritu. Sal. 147: 5.; Heb. 3:4; Rom. 1:20; Jer. 10:10; Éxodo 15:11; Is. 6:3; 1 Ped. 1:16; Apoc. 4:6-8; Mar. 12:30; Apoc. 4: 11; Mat. 10:37; Jer. 2:12, 13; Mat. 28:19.; Juan 15:26; 1 Cor. 12:4-6.
3. La Caída del Hombre
Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor; pero que por la transgresión voluntaria, cayó de aquel estado santo y feliz; por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por su voluntad; hallándose por naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios, positivamente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa condenación a ruina eterna, sin defensa ni disculpa que lo valga.
Gén. 1:27; Ecles. 7:29; Hech. 17:26; Gén. 2:16; Gén. 3:6-24.; Rom. 5:12; Rom. 5: 19; Juan 3:6. Sal. 51:5; Rom. 5:15-19; 8:17; Ef. 2:3; Ezeq. 18:19, 20.; Rom. 3:19.; Gál. 3:22.
4. El Camino de Salvación
Creemos que la salvación de los pecadores es puramente por gracia; en virtud de la obra intercesora del Hijo de Dios; quien cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hombre, exento y sin pecado; honró la ley divina con su obediencia personal; y con su muerte, dio plena satisfacción por nuestros pecados; resucitando después de entre los muertos, y desde entonces sentado a la diestra de la Majestad en los cielos; que reúne en su persona admirabilísima las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así por todos los motivos y las cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo, y omnipotente.
Ef. 2:5; Mat. 18:11; 1 Juan 4:10; 1 Cor. 3:5-7; Hech. 15:11; Juan 3:16; Fil. 2:6, 7; Isa. 53:4, 5; Heb. 7:25.; Col. 2:9.
5. La Justificación
Creemos que la justificación es el gran bien evangélico que asegura Cristo a los que en él tengan fe; que esta justificación incluye el perdón del pecado, y el don de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia; que la imparte exclusivamente mediante la fe en su sangre, y no por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos; imputándonos Dios gratuitamente su justicia perfecta por virtud de esa fe; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, y hace nuestros ahora y para siempre todos los demás bienes que hubiéramos de necesitar.
Juan 1:16; Ef. 3:8; Hech. 13:39; Isa. 3:11, 12; Rom. 5:1; Rom. 5:9; Zac. 13:1; Mat. 9:6; Hech. 10:43; Rom. 5: 19; Rom, 3:24-26; 4:23-25; Juan 2:12; Rom. 5:1, 2.
6. Carácter Gratuito de la Salvación
Creemos que el evangelio a todos franquea los beneficios de la salvación; que es deber de todos aceptarlo inmediatamente con fe cordial, arrepentida y obediente; y que el único obstáculo para la salvación del peor pecador de la tierra es la depravación innata y voluntaria de este, y su rechazo del evangelio; repulsa que agrava su condenación.
Isa. 55:1.; Apoc. 22: 17; Hech. 17:30.; Rom. 16:26; Mar. 1:15; Rom. 1:15-17; Juan 5: 40.; Mat. 23:37; Rom. 9:32; Juan 3: 19.; Mat. 11:20; Luc. 19:27; 2 Tes. 1:8.
7. La Gracia en le Regeneración
Creemos que para ser salvo el pecador debe ser regenerado o nacer de nuevo; que la regeneración consiste en dar a la mente una disposición de santidad; que se efectúa por el poder del Espíritu Santo en conexión con la verdad divina en forma que excede a la comprensión humana, a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al evangelio; y que la evidencia adecuada se manifiesta en los frutos santos de arrepentimiento, fe, y novedad de vida.
Juan 3:3; Juan 3:6; l Cor. 1:14; Apoc. 8:7-9; 21:27; 2 Cor. 5:17; Ezeq. 36:26; Deut. 30:6; Rom. 2:28, 29; Juan 3: 8; Juan 1: 13; Sant.1:16-18; 1 Cor. 1:30; Fil. 2:13; 1 Ped.1:22, 23; 1 Juan 5: 1; Ef. 4:20-24; Col. 3:9-11; Ef. 5:9; Rom. 8:9; Gál. 5:16-23; Ef. 3:14-21; Mat. 3:8-10; 7:20; 1 Juan 5:4, 18.
8. El Arrepentimiento y la Fe
Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes sagrados y gracias inseparables labradas en el alma por el Espíritu regenerador de Dios; por cuanto convencidos profundamente de nuestra culpa, de nuestro peligro e impotencia, y a la vez del camino de salvación en Cristo, nos volvemos hacia Dios sinceramente contritos, confesándonos con él e clamando por misericordia; cordialmente reconociendo, a la vez, al Señor Jesucristo por profeta, sacerdote y rey nuestro en quien exclusivamente confiamos como Salvador único y omnipotente.
Mar. 1:15; Hech. 11:18.; 1 Juan 5:1; Juan 16:8.; Hech. 2:38.; Hech. 16:30, 31; Rom. 10:9-11.; Hech. 3:22, 23; Heb. 4: 14.
9. El Propósito de la Gracia Divina
Creemos que la elección es el propósito eterno de Dios según el cual graciosamente regenera, santifica y salva a los pecadores; que siendo consecuente este propósito con el albedrío humano abarca todos los medios junto con el fin; que sirve de manifestación gloriosísima de la soberana bondad divina, infinitamente gratuito, sabio, santo e inmutable; que absolutamente excluye la jactancia, y promueve humildad, amor, oración, alabanza, confianza en Dios y una imitación activa de su misericordia; que estimula al uso de los medios en el nivel más elevado; que puede conocerse viendo los efectos en todos los que efectivamente reciben a Cristo; que es el fundamento de la seguridad cristiana; y que cerciorarnos de esto en cuanto personalmente nos concierne exige y merece suma diligencia de nuestra parte.
2 Tim. 1:8, 9; 2 Tes. 2:13, 14; 1 Cor. 4: 7; 1 Cor. 1: 26-31; Rom. 3:27; 2 Tim. 2: 10.; 1 Cor. 9:22; Rom. 8:28, 30;1 Tes. 1:4; 2 Ped. 1:10, 11.; Fil. 3: 12; Heb. 6:11.
10. Nuestra santificación
Creemos que la santificación es un proceso mediante el cual de acuerdo con la voluntad de Dios se nos hace partícipes de su santidad; que es obra progresiva; que principia con la regeneración; que la desarrolla en el corazón del creyente por la presencia y poder del Espíritu Santo, Sellador y Consolador en el uso continuo de los medios señalados, sobre todo la Palabra de Dios, y también el examen personal, la abnegación, la vigilancia y la oración.
1 Tes. 4:3; 1 Tes. 5:23; 2 Cor. 7:1; 13:9; Ef. 1:4; Prov. 4:18; Fil. 2: 12, 13; Ef. 4:11, 12; 1 Ped. 2:2; 2 Ped. 3:18; 2 Cor. 13:5; Luc. 11:35; 9:23; Mat. 26:41; Ef. 6:18; 4:30; 1 Tim. 4: 7.
11. La perseverancia de los Santos
Creemos que sólo los que creen verdaderamente permanecerán hasta el fin; que su lealtad perseverante a Cristo es la mejor señal que los distingue de los que hacen profesión superficial; que una providencia especial vigila por su bien; y que son custodiados por el poder de Dios para la salvación mediante la fe.
Juan 8:31.; 1 Juan 2:27, 28; 1 Juan 2:19; Rom. 8:28.; Mat. 6:30-33; Jer. 32:40; Fil. 1:6.; Fil. 2:12, 13.
12. Armonía Entre la Ley y el Evangelio
Creemos que la ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno; que es santa, justa, y buena; que la única causa de incapacidad que las Escrituras atribuyen al hombre caído para no cumplirla es su amor al pecado; que libertarnos de él y restituirnos mediante un Intercesor a la obediencia de la santa ley, es uno de los grandes fines del evangelio y también uno de los medios de gracia para el establecimiento de la iglesia visible.
Rom. 3:31; Mat. 5: 17; Luc. 16:17; Rom. 3:20; 4:15; Rom. 7:12; Rom. 7:7, 14, 22; Gál. 3:21; Sal. 119; Rom. 8:7, 8. [4] Rom. 8:2-4.
13. Una Iglesia Evangélica
Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de fieles bautizados; asociados mediante pacto en la fe y la comunión del evangelio; la cual practica las ordenanzas de Cristo; es gobernada por Sus leyes; y ejerce los dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del mismo; y cuyos oficiales bíblicos son el pastor, anciano u obispo, y los diáconos; estando definidos los requisitos, derechos y obligaciones de estos oficiales en las epístolas de Pablo a Timoteo y a Tito.
Hech. 2:41, 42; 2 Cor. 8: 5; 1 Cor. 11:2; Mat. 28:20; Juan 14:15; 1 Cor. 14:12; Fil. 1:1; Hech. 14:23; 15:22; 1 Tim; 3; Tito 1.
14. El Bautismo Cristiano y la Santa Cena
Creemos que el bautismo cristiano es la inmersión en agua, del que tenga fe en Cristo; hecha en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; a fin de proclamar, mediante bello emblema solemne, esta fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y también el efecto de la misma fe, a saber, nuestra muerte al pecado y resurrección a una vida nueva; y que el bautismo es requisito previo a los privilegios de la relación con la iglesia y a la participación en la Santa Cena, en la cual los miembros de la iglesia por el uso sagrado del pan y el vino conmemoran juntos el amor por el que muere Jesucristo; precedido siempre de un examen personal serio del participante.
Hech. 8:36-39.; Mat. 3:5, 6; Juan 3:22, 23; 4:1, 2; 28:19; Mat. 28:19; Hech. 10:47, 48; Gál. 3:27, 28; Rom. 6:4.; Col. 2:1; Hech. 2:41, 42. Mat. 28:19,20.
Creemos que enseñan las Escrituras que la cena del Señor es cierta provisión de pan y vino, que representa el cuerpo y la sangre de Cristo Y que de ella participan los miembros· de la iglesia reunidos para el efecto, conmemorando así la muerte de su Señor, proclamando la fe que le tienen y su participación en los merecimientos de su sacrificio, su necesidad de que les suministre vida y nutrimiento espirituales, y su esperanza de la vida eterna en virtud de la resurrección de Cristo de entre los muertos; y que debe preceder a su observancia el examen detenido de sí propio por cada participante.
Luc. 22:19, 20; Mar.14:20-26· Mat. 26:27-30· 1 Cor 11 :27-30; 10 :16; 1 Cor. 11:26; Mat. 28:20; Juan 6:35, 54, 56; 1 Cor. 11:28.
15. El Día del Señor
Creemos que el primer día de la semana es el Día del Señor. o sea el Sabath cristiano; que debe ser consagrado a fines religiosos, absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular y recreación pecaminosa, valiéndose con devoción de todos los medios de gracia privados, y públicos; y preparándose para el descanso que le queda al pueblo de Dios.
Hech. 20: 7; Éxodo 20:8.; Apoc. 1: 10.; Sal. 118: 24; Isa. 58: 13, 14.; Isa.: 56:2-8; Heb. 10:24, 25.; Hech 13: 44
16. El Gobierno Civil
Creemos que el gobierno civil existe por disposición divina para los intereses y buen orden de la sociedad humana; y que debemos orar por los magistrados honrándolos en conciencia, y obedeciéndoles; salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, único dueño de la conciencia, y príncipe de los reyes de la tierra.
Rom. 13: 1-7; Mat. 22:21; Tito 3:1; 1 Ped. 2:13; 1 Tim. 2:1-8; Hech. 5:29; Mat. 10:28; Dan. 3:15-18; 6:7, 10; Hech. 4: 18-20; Mat. 23: 10; Sal. 72:11; Sal. 2; Rom. 14:9-12.
17. El Justo y el Impío
Creemos que enseñan las Escrituras que hay diferencia radical y esencial entre los justos y los impíos, que en la estimación de Dios no hay otros justos verdaderos aparte de los regenerados; éstos han sido justificados mediante la fe en Jesucristo, y santificados por el Espíritu Divino; que, a los ojos de Dios, son impíos y malditos cuantos sigan impenitentes e incrédulos y que es permanente esta diferencia entre unos y otros muriendo y después de la muerte.
Mal. 3:18; Rom. 1:17.; 1 Juan 2:29.; 1 Juan 3:7; Rom. 6:18, 22; 1 Cor. 11:32; Prov. 11:31; 1 Ped. 4:17, 18; 1 Juan 5:19.; Gál. 3:10.; Juan 3:36; Isa. 57:12; 55:6, 7; Sal. 10:4; Prov. 14:32.; Luc. 16:25; Juan. 8:21-24; Prov. 10:24; Luc. 12:4, 5; 11:23-26; Juan 12:25, 26; Ecles. 3:17.
18. El Mundo Venidero
Creemos que se acerca el fin del mundo; que en el día postrero Cristo descenderá del cielo, y levantará los muertos del sepulcro para que reciban su retribución final; que entonces se verificará una separación solemne; que los impíos serán sentenciados al castigo eterno, y los justos al gozo sin fin; y que este juicio determinará para siempre, sobre los principios de justicia, el estado final de los hombres en el cielo, o en el infierno.
1 Ped. 4: 7; 1 Cor. 7:29-31; Heb. 1: 10-12; Mat. 24:35; Hech. 1:11; Hech, 24:15.; 1 Cor. 15:12-58; Luc. 14:14; Dan. 12:2; Mat. 13:49; Mat. 13:37-43; 24:30, 31; 25:31-33; Mat. 25: 31-46; Apoc. 22:11; 1 Cor. 6:9, 10; Mar. 9:43-48; 2 Tes. 1:6-12; Heb. 6:1, 2; 1 Cor. 4:5; Hech. 17:31; Rom. 2:2-16; Apoc. 20:11, 12; 1 Juan 2:28; 4:17; 2 Ped. 3:11, 12.
"CONFESIÓN DE FE DE NEW HAMPSHIRE"
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